lunes, 4 de marzo de 2013

Carrusel Bloguero de los Juegos de Rol: Mis Monstruos


El tema de este mes he de admitir que me resulta muy grato, y probablemente es el que me haya dado el empujón definitivo para participar en esta iniciativa, cuyo anfitrión este mes es Laboratorio Friki.

Voy a aprovechar para dar mi visión personal de algunos monstruos clásicos, que he adaptado a Era (y a otros mundos).



El Esqueleto



El básico no-muerto que todos nos hemos encontrado en las primeras dungeons a las que acudimos en busca de oro y px. En general los esqueletos son maniquís de entrenamiento capaces de andar, y poco tienen que ofrecer al aventurero medio. Pues bien, aunque coincido con que derrotarlos no debería ser difícil, me parece que unos huesos animados por medio de magia negra o fantasmas de eras pasadas no van a dejar de moverse porque les den un par de espadazos. Bien, los has tumbado, pero ¿cuánto crees que tardarán en levantarse de nuevo? Y si los reduces a polvo o astillas lo único que vas a lograr es tener que enfrentarte a una nube de hueso. La única manera de dejarlos quietos y para siempre es prenderles fuego o despedir sus almas con ayuda de un clérigo (una sencilla oración debería bastar).

Obviamente este giro muchos no se lo esperan, y suelen quedar bastante sorprendidos cuando a la salida del dungeon, ya magullados y debilitados por los horrores que allí han visto y vivido, se topan con sus viejos amigos dispuestos a darles candela.


El Orco


Esta idea es completamente propia de Era, solo aquí empleo este monstruo (raza monstruosa, más bien) como ahora voy a describir.

El orco (del que hablaré en detalle en otra entrada) es un ser de los bosques, aunque habitan también en algunas montañas. Es de piel verdosa o grisácea (o algo a medio camino entre ambos), escuálido y escurridizo, de grandes orejas y nariz ganchuda. Se alimenta de la sangre de los niños, entra por las noches en las casas y bebe de las venas de los infantes hasta desangrarlos.

La idea es darle algunas habilidades sobrenaturales para facilitarle la tarea.

Respecto a los orcos clásicos, recuerdo que en mi última campaña de la Marca del Este les presenté un pnj orco que les encantó. A pesar de ser un "villano", el tío les caía muy bien (y ellos a él), e incluso tras matarlo (no les quedó otra) le dieron un digno entierro en un río de lava, para que su cuerpo no fuera mancillado por la nigromancia.

En fin, batallitas...


Los Rátidos


Esta fue la primera raza monstruosa que mis jugadores se toparon en la campaña, en las profundidades de Galería de Vientos. Incluso les cree varias peculiaridades y costumbres muy distintas (por ejemplo solo los jefes con al menos una docena de allegados tienen nombre, se saludan entre ellos escupiendo al suelo...). Es interesante que las razas monstruosas sean algo más que unos simples sacos de px. Además, los jugadores parecieron vislumbrar un oscuro acontecimiento en el origen de estas criaturas que les dejó bastante intrigados.

Otra batallita, el único rátido bueno que se toparon fue un tal Maestre Astilla...

El Dragón


Este es mi monstruo preferido y con diferencia, y sufro lo indecible con él. Por una parte siento siempre unas ganas casi irrefrenables de sacárselo a mis jugadores, pero por otra quiero que sea algo tan impresionante y épico que intento retrasarlo tanto como puedo, y es difícil encontrar un equilibrio. Otra cosa a tener en cuenta es que cuando aparece alguno, este es un personaje en sí mismo, con sus propias aspiraciones, planes e intereses. Casi siempre recurro a la idea del dragón clásico tolkeniano, con alas y aliento flamígero, astuto y avaricioso. No siempre son enemigos de los jugadores (hay de todo) y generalmente suelo ofrecer a estos la oportunidad de negociar con ellos (o al menos engañarlos). Y es que los dragones que les presento son difícilmente vencibles, incluso por personajes de muy alto nivel. Son prácticamente dioses sobre el mundo.

Este es uno de esos monstruos que nunca pueden faltar en mis mundos de campaña. Quizá alguna vez les dirija una partida en la que estas criaturas sean cosa "común" y no seres legendarios de tiempos antiguos que se mencionan con reverencia y miedo.

Gerathon el Inmortal quedará siempre en los recuerdos de Las Espadas de Robleda. Y Masbirras el Áureo (este mayormente por el nombre).

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En general, me gusta que siempre que les presento un monstruo sea algo más que eso, que sea un personaje en sí mismo, no un simple bicho al que matar. Me gusta que cumplan una función más allá de la de saco de boxeo. El monstruo no está ahí para que le pegues tan fuerte como puedas, está ahí para sobrevivir, para enriquecerse, para aumentar su poder o para lo que toque.

Para mí los bestiarios son una parte fundamental de los juegos de rol; es importante que estén bien redactados y bien ilustrados, con monstruos con carisma que sean ganchos de aventura en sí mismos, que al pasar la página te entren ganas de viajar a la montaña maldita de Ubrikahn solo para encontrarte con el bicho.

En fin podría hablar mucho más de monstruos, pero creo que por hoy ya vale. Espero que os haya sido entretenido, y ojalá que os haya dado alguna idea ^^

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