miércoles, 8 de mayo de 2013

Los Peregrinos Grises

Los Peregrinos Grises, así se hace llamar el grupo al que actualmente dirijo el Reino de la Sombra. El nombre es un claro homenaje a cierto mago cuyos fuegos artificiales son legendarios en todo el multiverso, pero la verdad es que yo también lo atribuyo a su inclinación moral, así como gris oscuro tirando a negro...

Una de las cosas buenas de este grupo es que entre los jugadores se cuenta una ilustradora, lo cual permite que de vez en cuando veamos ilustrados algunos de los personajes o momentos más memorables de la partida. Aquí una muestra, el grupo al completo:


Tan solo dos de los jugadores han escogido una raza semihumana, y ambos una opción bastante inusual. 

Comenzando por la izquierda tenemos a Asmodeo Monóstatos, antiguo mago de la casa Vilagris que huyó junto a Elam, Belladona y Raignok cuando la familia trató de matarlos. Mientras todos sus compañeros se dirigieron hacia Cumbre del Trueno una vez abandonaron Galería de Vientos, él tomó camino hacia Tumbarrota para mejorar sus habilidades. Ahora los aguarda allí.

Le sigue en orden Elam Vilagris, portavoz del grupo, antiguo heredero de la casa Vilagris, un rufián nacido con algunas capacidades mágicas y que no duda en tomar ventaja de cualquier oportunidad que se le presenta. Es un sibarita, y un más que decente espadachín, aunque es la lanza una de sus armas más queridas. Tuvo algún que otro trato con demonios, de los cuales se arrepiente profundamente (básicamente porque el trato le salió mal). Aún así es un hábil negociador, un tipo educado que sabe qué decir en el momento adecuado, aunque el hecho de haber crecido como señor de una ciudad no ha fomentado demasiado su humildad.

Katerina Giraud se unió al resto un poco más tarde. Ella también necesitaba abandonar la ciudad cuanto antes, pues una banda de asesinos local, Las Dagas Negras, la quería muerta al haber robado una de sus reliquias. El grupo la contrató como guía para que los sacase a través de las Galerías de la ciudad, y acabaron haciendo buenas migas, además de que su letal puntería era más que bienvenida.

Belladona Forja es una pequeña hobbit que abandonó su hogar para seguir los pasos de Elam, del que quedó prendada a primera vista. Oficialmente servía como cocinera para los Vilagris, aunque ofrecía sus talentos para el robo y el sigilo para mayor beneficio de su señor. Actualmente está encinta (ocurrió una noche de borrachera, él era un apuesto enano, ella una joven hobbit lejos de su hogar...) y a punto de dar a luz. Probablemente solo haya una cosa por la que sienta tanta devoción como por Elam, y esa es el oro.

El ogro es el enorme Hraganord "Prendecaras" Telmworroktzendutenk, un ogro del suroeste que abandonó sus montañosas tierras para buscar fortuna... y metal. Especialmente esto último. Conoció a los demás en una taberna, cuando fueron atacados por la guardia local que andaba a la caza del traidor Vilagris. Al momento se formó una pelea de taberna, al final de la cual solo quedaban los Peregrinos y el ogro en pie. Viendo su gran poderío físico, Elam lo invitó a formar parte de la compañía, a lo cual, no teniendo nada más que hacer, accedió al momento. Siempre anda acompañado por su inseparable martillo, ahora mejorado gracias a las finas artes enanas. Se caracteriza por su gusto por el alcohol, la comida y la falta de sentido común.

Y el último es Raignok Alatestra, Raig para los amigos, un clérigo adorador de Dragón algo... atípico. En pocas palabras, es un psicópata. Su dios a llegado a tolerarlo más por hacerle gracia que por otra cosa (y porque quieras que no Raignok siente auténtica devoción por Dragón, si bien entiende sus enseñanzas de un modo ciertamente peculiar). Se caracteriza por una actitud fanática, intransigente y radical, por poner poca atención en las consecuencias de sus actos y un escaso respeto por la autoridad y su integridad física. Aún así, dado que es el único con hechizos de curar, los Peregrinos Grises lo mantienen a su lado, y han llegado a cogerle cariño.

Y son estos los héroes que con los que el destino debe apechugar. Rezad, rezad mucho y muy fuerte, porque de esta no salimos enteros.

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