lunes, 9 de junio de 2014

Gastos compartidos en la mesa de juego

Un tema al que siempre le he dado bastantes vueltas es el tema del gasto en la mesa de juego. Y no hablo de los panchitos y los refrescos, si no del gasto de verdad, el que suponen los manuales, las plantillas, complementos de juego etc.


Por norma general, es siempre el máster el que compra estas cosas, para que luego la disfrute toda la mesa. Y aunque es verdad que va a ser él el que las guarde en su casa, no me parece del todo justo. Quizá en grupos ocasionales esto tenga sentido, pero cuando hay ya una mesa establecida, en la que las mismas personas juegan semana tras semana, siendo el máster el que se rompe los cuernos por hacer una partida memorable cada vez, creo que la responsabilidad de estos gastos debería repartirse.

Como ejemplo voy a poner mi propia mesa de juego, la de la campaña de Dragon Age, mesa sobre la que ya he hablado en alguna ocasión. Cuando llegó el momento de convertir la partida a Pathfinder, yo ya tenía el manual, pero me he comprado desde entonces (una vez se vio que el cambio les molaba) el Bestiario, he  hecho fichas, y a menudo he comprado también plantillas para representar el escenario de los combates y más. En total me habré gastado unos cincuenta euros (sin contar como ya decía el manual básico), 50 euros que me he gastado solo yo. Pero contándome a mi, somos seis personas a la mesa, si el gasto hubiese estado repartido, hubiera tocado a poco más de 8 euros por persona, lo cual me parece un gasto aceptable teniendo en cuenta que al final de dicho material vamos a disfrutar todos. Incluso pongamos que, ya que efectivamente soy yo el que se va a quedar con el material, pongo algo más. Ellos ponen entre todos el 50% del coste y yo pongo el resto. Sigo ganando, teniendo en cuenta que me he ahorrado la mitad del dinero.

Creo que esta es una práctica muy poco habitual, quizá más en mesas con más solera, pero no entre las jóvenes, pero que debería extenderse más. Cuando el máster cree quiere dirigir una u otra aventura, o conseguir tal o cual ayuda de juego, para él puede ser un gran sacrificio gastarse veinte euros cada vez, pero si de repente solo necesita diez o incluso cinco, la adquisición de dichos elementos gana muchísimo atractivo.

A cambio de un ligero sacrificio económico los jugadores podrán disfrutar de más variedad en sus partidas, nuevas aventuras y desafíos, de forma mucho más regular que si el master tuviera que afrontar él solo todos estos gastos. Y a menudo esto significa también un menor nivel de estrés del máster, que no tiene que estar trabajando mil horas en crear tablas de críticos, pifias, aventuras, monstruos, tramas, aventuras... Que, para los jugadores que me lean, os puedo asegurar que es mucho tiempo y puede llegar a resultar agotador.

Hace poco tuve una discusión sobre este tema con un miembro de mi mesa. Yo había visto las cartas de críticos y pifias de Pathfinder, y les había dicho a mis jugadores que si ponían 2 euros cada uno nos las pillábamos, yo corría con los gastos de envío y con lo que faltase. Uno de los jugadores dice que no, que no le hacen ninguna falta. Es cierto, pero por un desembolso mínimo (dos euros, cuando a rol está jugando gratis todas las semanas gracias al sudor de un servidor) se consigue un interesante añadido al juego que tampoco le va a hacer ningún mal. Me respondió entonces que podía hacerme yo una tabla de críticos y pifias y salía gratis. Claro, gratis para él. Los 432 efectos distintos de las cartas se van a hacer solos y en una tarde...

Cierto que podría descargármelos, pero nunca me ha gustado la "piratería" (ni siquiera para la música, manías que tiene uno) e insisto: SON DOS EUROS. Doy dinero a una industria que me gusta, a mi no me cuesta casi nada (gracias a que compartimos el gasto con toda la mesa) y animo a que la gente siga produciendo material. Todo ventajas. Pues no, que me lo compre si quiero, pero que él no va a poner dinero. Una duda que se me plantea entonces es la siguiente: toda la mesa está dispuesta a poner el dinero, y podemos pillarnos las cartas aunque este jugador en particular no participe del gasto. Pero una vez las tengamos, lo más probable es que acabe beneficiándose de las cartas igual que los otros, que han puesto dinero. Por otra parte, si no las compro, el resto de los jugadores, a los que sí les apetece jugar con estas cartas, se quedan sin ellas, fastidiados por este jugador díscolo. 

¿Qué soluciones veis al problema?

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